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domingo, 23 de dezembro de 2007

Geni

O que você acha disso?

Prostituta-experiente, casada com viúvo corretíssimo e pai de menino-velho, comete suicídio por amor pelo enteado?

E se eu te disser que o menino, que virou flor na prisão, corneava o pai com a madrasta, explorava-a emcionalmente e no final foge com o ladrão boliviano?

A princípio, parece bizarro. É Nelson Rodrigues. O nome da peça não revelo. Vi o filme, de 1973, do Arnaldo Jabor, roteiro dele, também. Magistral.

Fico pensando com que antena Nelson captava tamanha perversidade no seio da sociedade carioca. Não é fácil, ler, assim, nas entrelinhas, os desejos mais íntimos, inconscientes e inconfessáveis das pessoas, independente de sua classe social, ideologia ou religião.

Demasiadamente verossímel, porque humano. Profundamente humano.

É soco atrás de soco no estômago. E gosto cada vez mais.

Fim da saga - Demência 3

Genial! Final apoteótico! - Demência 2

Os três atos de uma Demência

Só fui descobrir ontem e fiquei pensando que esses são, provavelmente, os melhores vídeos que eu vi este ano.

Que Lauro Montana, figura supercarimbada de Brasília, já tivesse feito incursões pelo mundo do cinema, até aí, eu sabia. Mas, ver que o cara é bom mesmo, foi uma supresa incrível.

Claro que tanta empatia se deve aos vários anos de convivência na ceninha brasiliense. Conheço a lenda viva e sei que o texto do cara é esse mesmo, sujão, honesto, franco.

Montana bate pesado, o que é louvável. Vê-lo exorcizando demônios masculinos, aliás, bem caros à vida no Plano, em plena 109, 110 e redondezas, remete a épocas de ouro (ou não) da vida noturna brasiliense.

Cá entre nós, parece até uma pessoa que eu conheço...

quinta-feira, 20 de dezembro de 2007

Nelson e o apartamento de Billy Wilder

Sincronicidade total: mergulhada até o pescoço em Nelson Rodrigues e o filme “O apartamento”, de Billy Wilder, que estamos analisando, no curso. De que vão, especificamente, o filme e muitíssimos dos contos de Nelson: encontros, digamos, amorosos e furtivos, em apartamentos de terceiros.

No Brasil, a coluna “A vida como ela é” começou a ser publicada em 1950, e em 1961 foi publicada a primeira impressão do livro de mesmo nome, que reunia os textos dos primeiros anos, escolhidos pelo próprio autor. São cem contos. Variam basicamente sobre o mesmo tema: o lado obscuro da classe média brasileira, a perversidade, complexos de classe, de raça, de sexo (mas quase nunca de gênero, ainda tabuzésimo), traumas pessoais e familiares não resolvidos e tudo de mais moralmente escabroso naquele tempo.

Nunca havia lido nada de Nelson Rodrigues. Estou devorando o livro, que, confesso, em alguns momentos, pode se tornar até um pouco sufocante. Mas é inegável a intensidade, o excesso de dramaticidade e humor dos diálogos, que, apesar de literalmente anacrônicos, são verossímeis até hoje.

“O apartamento” é sobre um cara que quer ascender na empresa onde trabalha e para isso sujeita-se a emprestar a própria casa para que seus superiores na empresa encontrem suas amantes. Nunca soube de que se tratava o filme. Mas qual não foi minha surpresa ao perceber, já de saída, que o tal apartamento em Nova York nada mais é do que o correspondente da infalível garçonniére dos contos de Nelson, típicos no Rio de Janeiro daquela época. O casado suburbano quer comer a mulher respeitável-menina de família-dona qualquer em um lugar em que a possa impressionar-enrolar-comer (e, claro estar a sós com ela). Aonde ir... Ao apartamento alugado especialmente para encontros, quase sempre emprestado do amigo.

O filme seria a continuação dessa primeira “cena” do livro, só que vista de dentro do apartamento, por seu próprio dono e pelos vizinhos, que parecem não contar, mas têm importância no desenrolar das histórias. Eles fazem um juízo de moral de quem tem ou vai a uma garçonnière, suas idéias sobre o tal dono do apê projetam para o espectador de que maneira ele é visto socialmente por seus convivas. Nelson só pincelava essa perspectiva. Tocava a onça e saía fora, digamos.

Duas obras que se entrelaçaram em minha mente e me fizeram pensar a fundo, pela primeira vez, em uma garçonnière, seu uso e as conseqüências do que se desenrolava ali, para tantas pessoas e suas famílias. Tenho a impressão de que, hoje em dia, isso anda meio demodê. As pessoas transam mais livremente, onde têm vontade, com quem têm vontade,e principalmente, pagam para isso, se preciso for. Para bem e para mal, vivemos os anos de escapada fast-food, e também a culpa se tornou descartável. Utiliza-se a gosto e cabe ao próprio dono saber se a mantém ou não.

Personaje (parte 2)

1. EXT. PLAZA 1. DIA.

Un hombre vestido de payaso se sienta en un banco de la plaza en el que cae el sol de la tarde. Saca un cigarrillo y lo enciende. En seguida se acercan dos hombres, pakistaníes, usan cadenas gruesas y joyas elegantes, uno de ellos abre su bolso, saca dos vasos y los llena con una botella que también lleva en el mismo bolso grande. Se percata de que no lo estén viendo. Aunque ni siquiera se percata del todo. El otro hombre lía un porro. Un grande. El payaso toma uno de los vasos y bebe.

Pronto llegan dos hombres más, latinoamericanos, saludan al grupo de manera muy seria, muy cordial. Un par de señas, unas miradas, el hombre saca del bolso un paquete que entrega a estos hombres. El payaso fuma del porro y bebe.

Los dos hombres latinoamericanos se despiden y se retiran. Los pakistaníes rellenan los vasos de alcohol, lían otro porro y continúan conversando con el payaso hasta acabar los tragos. Luego se retiran dejando solo al payaso.

2. INT. LOCUTORIO. DIA.

El payaso sin peluca entra a un locutorio. Se encierra en una de las cabinas mirando hacia los lados. Toma el teléfono y marca un número de memoria.

JARPAK

-Si, si, soy yo… Jarpak…

JARPAK

-Eso está planchado…

(dice mientras observa hacia los lados fuera de la cabina)

JARPAK

-Dale, dale… pásame buscando…

Tranca el teléfono, paga la llamada, no espera el cambio, se va rápido.

3.EXT. AVENIDA. DIA.

JARPAK, el payaso, espera en una parada de autobús. Se detiene un coche de color oscuro, bastante sucio. El payaso aborda el coche que arranca inmediatamente. Se detienen en un cruce a mitad de la avenida, el payaso se baja del coche con un bolso negro y rojo entre sus brazos y empieza a bajar la calle. Como si nada ha pasado.

4.EXT. PARQUE. DIA.

Un hombre, entre 50 y 60 años, piel morena, pelo canoso recogido hacia atrás y con un sombrero viejo de estilo detective, vestido de entre lo elegante y lo kitsch sentado en el escalón exterior de un banco con actitud de estar un poco bebido y mal dormido. Se hace llamar METUSO, Vende dibujos, a €6 cada uno. Por lo infantil de sus trazos, no se sabe si es él mismo quien los hace.

El hombre habla sólo, discutiendo muy seriamente como con una persona invisible, agitando su brazo de manera despectiva hacia la gente que lo cruzaba y lo ignoraba. Se toma su corbata y la agita. Se quita el sombrero y se lo vuelve a poner aceleradamente.

METUSO

Vendía mis dibujos en un día o dos!

La gente no entiende mi trabajo!

(decía entre muchos otros balbuceos in entendibles)

METUSO

Este es mi puesto!!

(exclama con autoridad)

Sacando un termo con café de su bolso negro y rojo, coge un trozo de pan viejo que tiene dentro, y toma su desayuno.

Se calma y cierra los ojos sintiendo en la cara el calor del sol de invierno cuando de repente se da cuenta de que un joven le sacaba fotos a él y a sus dibujos. Lo mira, intrigado. El muchacho se acerca.

JOVEN

Buen día, soy fotógrafo de una revista del diario.

El hombre inmediatamente sonríe y se levanta del banco emocionado. Se acerca al joven quien se retira un poco cuadrando el lente de su cámara para tomar una foto. A su vez otro chico se acerca por detrás del banco tomando silenciosamente el bolso del artista. Cuando éste voltea para darse cuenta que lo están robado ambos chicos huyen a la carrera por el parque.

5. EXT. CALLEJON. DIA.

Pasan los chicos corriendo frente al payaso que viene bajando, al ver su cara pintada de blanco y su nariz roja gritan y siguen corriendo. El payaso también se asusta y frena. Cruza la esquina. Se consigue con el hombre que viene mas atrás intentando correr. Al conseguir al payaso de frente con un bolso muy parecido al suyo lo golpea sin pensarlo mucho tiempo.

METUSO

Hijos de puta!...

Continua golpeando al payaso, quien cae al suelo inmediatamente.

METUSO

Por eso es que no se puede trabajar!!...

Golpea con todas sus fuerzas al payaso. Arranca el bolso de sus manos, sin al menos certificarse de lo que hay dentro. Por el peso, cree que es el suyo. Por todo el estrés que le causaron, habla entre dientes:

METUSO

Hijo de puta!!

Y arranca a correr.

JARPAK, al volver a si, ve que METUSO se llevó el bolso y sale corriendo detrás de él. Está desesperado, pues si pierde la pista de lo que llevaba en el bolso, sabe que lo pueden matar.

METUSO sigue los dos muchachos que lo engañaron. Pronto se los pierde de vista, pues no corre tan rápido como ellos. Se detiene delante del Corte Inglés y decide entrar.

6. INT. EL CORTE INGLÉS. DÍA

METUSO abre el bolso. Aun no se ha enterado de que los bolsos están cambiados. Mira lo que hay dentro: paquetes de terciopelo negro, unos cinco o seis. Disimula buscar su billetera y abre uno de ellos, sin que nadie pueda echar vistazo a lo que hay dentro.

METUSO

Madre de Dios! Qué es esto?

Hay joyas en el paquete. Oro, piedras preciosas, prendas muy elaboradas, finas y de aspecto exótico. METUSO toca los otros paquetes mientras mira a los lados, miedoso de que lo pillen. Busca los servicios.

JARPAK sigue METUSO sin que éste lo vea.

7. INT. SERVICIO. DIA

El baño está vacío. METUSO entra en un reservado y se sienta. Saca los paquetes del bolso, cuidadosamente. Ábrelos, uno a uno. Está maravillado con lo que ve. Ve una cadena gruesa de oro y rubíes, la examina bien y se la pone. Deja el bolso escondido detrás del váter y sale a mirarse en el espejo.

JARPAK está recostado en el lavamanos, de espalda al espejo. Cuando lo ve, METUSO se asusta e intenta volver al reservado, pero JARPAK lo agarra por la sudadera. METUSO se gira y recibe un puñetazo en la cara. Con el golpe, se cae sentado en el váter del reservado en que estaba. Se hace un gran ruido en el baño.

JARPAK (casi gritando)

Viejo ladrón de mierda! Devuélvemelo! No te pertenece!

Con la cadena puesta, METUSO no puede disimular lo que vio.

METUSO

Perdona las malas maneras. No te quise hacer daño!

Entra un señor en el baño, que se dirige al mictorio, lo que distrae JARPAK. METUSO se aprovecha para encerrarse en el reservado otra vez. JARPAK intenta mantener la calma, espera que el señor termine y salga. Cuando se va, golpea fuertemente la puerta del reservado. Se escucha otro ruido seco.

JARPAK (voz baja)

Sal ahora mismo o será peor para ti.

METUSO

Ya soy cómplice de esto. Dime de qué se trata y salgo.

JARPAK

No te debo explicaciones, viejo. Devuélveme las joyas o entonces…

METUSO (interrumpiéndolo)

… monto un escándalo aquí y se lo cuento todo a la policía.

JARPAK lleva las manos a la cabeza, muerde los propios puños, está a punto de explotar. Entran dos chicos en el servicio, tiene que disimular, mirase al espejo, peinase con los dedos. Los chicos se ríen, hablan de mujeres. Tardan unos dos minutos y salen.

JARPAK (más tranquilo)

Oye, amigo, qué quieres? Dímelo y yo puedo intentar conseguirlo. Pero dáme lo mío, te lo pido por todo lo que hay de más sagrado en este mundo.

En el reservado, sentado en el váter y jugando con la cadena que todavía lleva puesta, METUSO está pensativo y tiene una ligera sonrisa en los labios. Se le ocurre una idea y se la dice al otro:

METUSO

Quiero salir en la portada del diario y todo esto me puede ser muy útil para lograrlo.

JARPAK ya no puede contenerse y suelta un grito de ira, lo que hace con que los agentes de seguridad adentren el baño y le pregunten de manera ruda:

AGENTE 1

Què coño está pasando aqui?

JARPAK Què coño está pasando aqui? hace un gesto de silencio y apunta hacia el reservado donde está METUSO.

sexta-feira, 14 de dezembro de 2007

Personaje (parte 1)

Un señor mayor, entre 55 y 60 años, piel morena, pelo canoso recogido hacia atrás, vestido de manera elegante, con pantalones sociales marrones, zapatos de calidad, también marrones, sudadera azul, sentado en el escalón exterior de un banco, en una gran plaza de Barcelona.

Vende dibujos, a €6 cada uno. Por lo infantil de sus trazos, no se sabe si es él mismo quien los hace.

Vive en las afueras de la ciudad en una casa muy simple, que está tomada por objetos viejos y papeles ya sin importancia. Recibe ayuda económica del gobierno. Es un hombre solitario, no tiene familia, mujer ni hijos. Nunca tuvo animales, no le gustan, pues cree que ensucian mucho.

Utiliza la plaza como si fuera su despacho, al que va todos los días, en busca de ganar un poco de dinero, o de que le pase algo que le de la impresión de ser una persona útil.

Un día lo vi hablando sólo, discutiendo muy seriamente con una persona invisible. Se refería a su tristeza cuanto al hecho de que las personas, hoy día, no le dan mucho valor al arte. En sus años más jóvenes, decía, vendría sus dibujos en un día o dos. Hoy, puede ser que pasen semanas hasta que le compren uno. “La gente ya no entiende mi trabajo”, dijo.

En el pasado solía ir a la Rambla, donde no había tantos artistas callejeros como actualmente. Era de los únicos dibujantes que había por allá, y, por lo curioso de la cosa, o sea, de que dibujara de una manera demasiado infantil, tenía éxito entre los turistas. De cierta manera, creía, lo que hacía él se asemejaba a las obras de Miró, que en realidad era su principal fuente de inspiración.

Unos días antes, le decía a su amigo imaginario, había ido, una vez más, a exponer sus dibujos en la Rambla. Pero, llena como estaba, y con la acirrada competencia entre los varios tipos de artistas que de allá sacan su sustento, ni siquiera le hicieron caso. “Más me tomaban por un viejo senil intentando vender los dibujos de mi nieto”, decía a la nada.

Así que un par de días después volvió a su puesto habitual, en la plaza. “Aquí al menos tengo la exclusividad del puesto”, pensó consigo mismo. Sacó su botella de café de su bolso, cogió un trozo de pan viejo que había traído de su casa, y tomó su desayuno, como de costubre.

Tenía los ojos cerrados y sentía en la cara el calor del sol de invierno, cuando se dio cuenta de que un chico le sacaba fotos a él y a sus dibujos. Lo miró, intrigado. El muchacho se presentó como reportero-fotográfico de un periódico local, y le dijo que había llegado a él por sugerencia de los propios lectores, que lo veían como un auténtico personaje de la plaza. Deseaba escribir su perfil, a ser publicado en la próxima edición de domingo, y le preguntó si lo autorizaba hacerlo.

Sin decir nada, el señor estampó una grande sonrisa en la cara y se puso a llorar. Pensó consigo mismo que siempre supo que, tarde o temprano, sería reconocido en las calles de su ciudad.

quinta-feira, 13 de dezembro de 2007

Continho

Loreno sempre recusava de maneira ríspida os salgadinhos de milho torrado que Carlota lhe oferecia. Então, houve um dia em que ela percebeu o porquê: o rapaz não tinha os dentes de trás, o que lhe dificultava comer os tais salgadinhos. Agora sua atitude estranha era compreeensível. Já sabia que ele não tinha todos os dentes da arcada superior, mas ela vinha tentando se convencer de aquilo não era problema, uma vez que o rapaz era tão bacana, inteligente, gentil, educado...estava quase louca por ele, mesmo sem ter todos os dentes da boca. Mas, aquilo, não, era incontornável: salgadinhos de milho torrado eram para ela quase tão importantes quanto o amor, porque eram uma paixão sua. Imaginar seu homem em cena tão triste e patética como a de tentar comer milho torrado e não conseguir, isso a fez repensar de forma drástica sua relação. De admiração por ele, passou a ter pena. Pediu uns quantos dias para pensar, pesou bem os fatos e decidiu que o homem que escolhesse amar deveria ser capaz de comer milho torrado, triturando-o bem com os dentes molares, que Loreno infelizmente não possuía.

Amnésia (em espanhol)

(Terça à tarde) Alô?

Alô, eu gostaria de falar com a Antonella, por favor...
Com quem (já achando graça do sotaque italiano procurando alguém com um nome mais italiano ainda)?

Com Antonella...

Desculpe, mas aqui não tem nenhuma pessoa chamada Antonella!

O quê? Você pode então chamar a Antonella, é que ela me deu esse número...

Querido, me desculpe, mas eu não sou Antonella, e nem conheço ninguém que se chame assim. Te deram o número errado.

(Falando inglês) Você fala inglês?

Sim, falo... sinto muito, mas aqui não tem nenhuma Antonella.

Ah é? Bom... de qualquer maneira devo mesmo encontrá-la de novo na discoteca X!

Nossa, que coincidência, você a encontrou na discoteca X? Eu também estava lá sábado passado!
Sim, daí eu peço o número dela de novo...

Isso! Peça pra ela te dar o número certo, dessa vez!

Ok, obrigado, tchau!

De nada, um beijo, tchau! (Que coisa mais engraçada...)